Perteneciente a la cordillera central, es un conjunto de bloques alargados en dirección suroeste-noroeste separado en las sierras próximas, Guadarrama y Peña de Francia, por las depresiones de las Parameras de Ávila y de Béjar, con la frontera del río Tiétar al sur y los ríos Tormes y Alberche al norte.
Esta enorme muralla sirvió de separación a las dos Castillas donde las crónicas más antiguas que hacen referencia a Gredos se hunden en las noches de los tiempos y se remontan al siglo VIII y a Carlomagno, cuando ya se hacía referencia a las lagunas, a pesar de que en aquellas épocas, éstas y los grandes picos eran evitados, porque según la superstición, estaban habitados por grandes monstruos y seres malignos que devoraban al que osaba acercarse.
Desde siempre, la Sierra de Gredos ha ejercido una gran fascinación sobre el hombre. Una curiosidad que, sin saber por qué, le empuja hacia esos picachos que de lejos cierran el horizonte, que le atrae a esa montaña que se recorta sobre el cielo, oscura o envuelta en blancas nubes, que se eleva orgullosa hacia lo alto.